Black Friday, Navidad, rebajas… se aproximan momentos en los que la población está expuesta a una mayor presión social y un bombardeo publicitario que derivan en un consumo superior al que se realiza durante el resto del año. Aprovechar una “oportunidad única”, jugar a la lotería de Navidad, hacer el mejor regalo a los seres queridos o degustar los mejores productos en las comidas y cenas navideñas pueden activar el impulso de compra. Y esta presión puede ser todavía mayor entre quienes presentan problemas de autocontrol a la hora de gastar, viéndose reforzado el patrón adictivo entre quienes realizan compras compulsivas.
Y es que en España hasta un 7 % de la población compra de manera compulsiva. De hecho, durante los últimos 3 años, han aumentado entre un 20 % y un 30 % las consultas de psicología vinculadas a este problema, según los expertos de Top Doctors, grupo de healthtech líder en la transformación digital del sector sanitario y en el desarrollo de sistemas tecnológicos para el fácil acceso a los mejores especialistas médicos.
“Esta adicción comportamental suele ser una forma de aliviar emociones como ansiedad, depresión, baja autoestima, sensación de vacío, tristeza o aburrimiento. También las personas con rasgos de impulsividad o que buscan la aprobación extrema tienden a comprar de manera compulsiva. Y es que el acto de comprar genera una descarga de dopamina rápida, que produce placer momentáneo.
El problema es que, con el tiempo, el cerebro aprende a asociar ese alivio con el acto de comprar, repitiendo el patrón para regular el malestar. En mi consulta, no suele ser el motivo principal por el que acude un paciente, pero sí aparece con frecuencia como síntoma secundario. Y este problema se agrava más de forma estacional, sobre todo en Navidades”, comenta María Bernardo, psicóloga sanitaria y miembro de Top Doctors Group.
Las redes sociales y las tiendas online, los principales enemigos del comprador compulsivo
Comprar todo a golpe de “clic”. La proliferación de las diferentes fórmulas para comprar online entre las que priman los eCommerce y las redes sociales, ha dado pie a que la población se vea constantemente ante un escaparate que suscita la comparación y activa la necesidad y el deseo. Además, las estrategias de publicidad y el marketing destinados a estos canales tienen el fin de generar urgencia en la decisión de compra, propiciando la adquisición por impulso.
“El contenido de los canales sociales ha influido en distintos parámetros de la sociedad, especialmente entre los jóvenes, ya que proyectan un estilo de vida idílico, dan facilidad para adquirir productos, ofrecen sorteos, promociones y ayudan a crear necesidades para obtener status o reconocimiento social. E igual sucede con las tiendas online.
Y es que no es lo mismo vestirnos e ir a la tienda, proceso en el que en cierta medida se produce un procesamiento psicológico antes de la compra, que adquirir lo que deseas desde el sofá, el bus o el trabajo con un simple clic, sin aplazar la gratificación del refuerzo positivo de la conducta de la compra. Comprar ya no requiere esfuerzo ni tiempo, y eso reduce las barreras de control, obteniendo una recompensa inmediata “, explica Javier Álvarez Cáceres, psicólogo en Málaga y miembro de Top Doctors Group.
Personas de entre 25 y 45 años, activos en RR.SS., con un nivel de autoexigencia alto: el perfil más común de comprador compulsivo
Los expertos coinciden en que actualmente el perfil del comprador compulsivo es el de una persona de entre 25 y 45 años, mayoritariamente femenino, aunque cada vez la diferencia de género es menor, urbanita, con una vida activa en redes sociales y un nivel alto de autoexigencia.
Además, la psicóloga María Bernardo comenta que “suelen ser personas que buscan proyectar una imagen ideal o que utilizan las compras como forma de compensar inseguridades o estrés. El ritmo de vida acelerado y la presión social pueden favorecer el uso de las compras como vía de escape”.
Síntomas como la ansiedad, el aislamiento, la irascibilidad o factores más tangibles como los problemas económicos o la acumulación de objetos que no están usados, suelen ser puntos determinantes que alertan de que alguien está padeciendo un problema de compras compulsivas.
“Como con cualquier adicción, va a haber una negación, una mentira y la justificación de conductas disfuncionales. Pero una vez detectado y reconocido el problema, se debe trabajar atendiendo a las razones que provocan la conducta de compra compulsiva y a la gestión del control de las propias compras. Atenderemos a factores emocionales a través del apoyo de la terapia, siendo la terapia cognitivo-conductual la que ofrece mejores resultados. También abordaremos conductas de control financiero, gestión de la ansiedad y apoyo emocional”, comenta Javier Álvarez Cáceres.
9 consejos profesionales para frenar las compras por impulso durante el Black Friday, la Navidad y las rebajas
Hacer una lista de las cosas que se necesitan o desean comprar, para evitar comprar por impulso o caprichos. Para ello es importante ceñirse a ese listado ante cualquier tentación, revisar de manera crítica el porqué de ese deseo y hacerse la siguiente pregunta: "¿lo necesito o lo deseo para sentirme mejor?".
A la hora de comprar, es importante retrasar ese impulso hasta 48 horas, y tras ese periodo evaluar si realmente se quiere seguir comprando, ya que normalmente el impulso ha disminuido y desaparecido y se trata de una compra más reflexiva. Respirar y posponer es siempre una opción acertada para darse tiempo antes de decidir.
Analizar las últimas compras realizadas y pensar en el uso que se le ha dado a los productos comprados.
Evitar tener aplicaciones de compras en el móvil o visitar tiendas online, ya que la gratificación del refuerzo positivo es casi instantánea.
Es importante consumir durante menos tiempo redes sociales y no seguir influencers, ya que estos promocionan productos y ofrecen descuentos que fomentan el consumo. Al mismo tiempo que ofrecen una visión de vida idílica que se desea y se quiere imitar.
Tener un exhaustivo control de los gastos financieros y el dinero disponible para compras. Además, utilizar dinero en efectivo y disminuir el uso de tarjetas de crédito u otros sistemas de pago permite justamente ser más conscientes del gasto realizado.
Buscar actividades que calmen y aporten placer (pasear, hablar con alguien, escuchar música).
Celebrar los pequeños logros: cada vez que se evita una compra impulsiva, se está fortaleciendo el autocontrol.
Realizar terapia para ser consciente de qué función tiene la compra compulsiva en el malestar.

