Aunque España se ha consolidado en los últimos años como el país con la electricidad más barata de Europa, el esfuerzo económico que deben realizar los ciudadanos para pagar la factura de la luz sigue siendo mayor que en buena parte del continente. Según el análisis de Hello Watt, en proporción al salario mediano, España se sitúa entre los tres países europeos donde la electricidad representa una mayor carga económica.
En septiembre de 2025, el precio medio en España fue de 21,77 c€/kWh (precio medio por kWh prorrateado para reflejar con impuestos incluidos, tanto el término de energía como el fijo de potencia), muy por debajo de países como Alemania (40,35 c€/kWh), Reino Unido (34,65 c€/kWh) o incluso Francia (25,24 c€/kWh). Esta evolución responde a una combinación de factores, entre ellos el impulso de las energías renovables, una mayor estabilidad del mercado eléctrico y las medidas de contención aplicadas tras la crisis energética de 2022. Sin embargo, esta ventaja en el precio no se traduce directamente en un menor impacto económico para las familias.
La paradoja española: precios bajos, pero más esfuerzo económico
Pese a pagar la electricidad más barata de Europa, cuando se analizan los precios en proporción al salario mediano de la población por país, España pasa a ser el tercer país que dedica mayor parte de su salario a la factura energética.
Concretamente, los hogares españoles destinan el 4,38 % de su salario mediano neto a pagar la luz, una proporción superior a la de países con precios energéticos más altos como Países Bajos (3,24 %) o Reino Unido (3,54 %), e inferior a países como Alemania (6,07 %) o Italia (6,33 %).
La principal razón radica en los niveles salariales más bajos: con un salario mediano de 1.450 euros mensuales, el esfuerzo que representa la factura eléctrica es significativamente mayor que en economías con mayor poder adquisitivo. En otras palabras, aunque la luz sea más barata en términos absolutos, para el bolsillo de las familias españolas sigue siendo un gasto considerable que reduce su capacidad de ahorro y su margen de consumo.
“España ha demostrado que puede mantener precios bajos y un mercado eléctrico competitivo, pero nuestro análisis muestra que, aunque el precio absoluto sea reducido, las familias siguen destinando una parte importante de su salario a la luz. Por eso, planificar la tarifa, hacer un uso más eficiente de la energía y tomar el control de la factura eléctrica resulta clave para reducir el impacto de las subidas estacionales y mejorar el presupuesto doméstico”, afirma Danny Salazar, director general de Hello Watt en España.
Durante 2025, los precios de la electricidad se han mantenido relativamente estables en la mayoría de los países europeos, con incrementos moderados en invierno y descensos en primavera. España y Bélgica han mostrado una mayor volatilidad estacional, con picos más marcados en los meses fríos debido al aumento del consumo residencial, a la menor producción renovable y a la subida de precios registrada tras el apagón de abril en España.
Además, el retorno del IVA al 21 % ha elevado el coste final que pagan los consumidores españoles, incluso con precios mayoristas estables. Como resultado, la factura eléctrica en 2025 es más alta que en 2024, lo que refleja el peso de los factores fiscales para el consumidor.

